16/06/2022
La mamitis de verano es una forma de llamar a un tipo de infección de la ubre que afecta generalmente a las vacas lecheras en periodo seco, a las novillas antes del primer parto y a las vacas de carne en producción extensiva, aunque también puede afectar a animales en lactación con heridas en los pezones. Es responsable de la pérdida de tejido mamario y, por lo tanto, de producción de leche.
La mamitis de verano: un tipo de mamitis diferente a las demás
La mamitis de verano en las vacas de ordeño sucede normalmente durante el periodo seco, y en las vacas de carne aparece en el periodo en el que han destetado a los terneros y la ubre deja de producir leche. Se llama “mamitis de verano” porque la principal vía de transmisión de la infección son las moscas de la cabeza (Hydrotaea irritans), que son más activas durante los meses cálidos. Estas moscas albergan las bacterias Arcanobacterium pyogenes (actualmente llamadas Trueperella pyogenes) en su aparato digestivo y las transportan de unas vacas a otras. Cuando se posan sobre la piel de la ubre, depositan las bacterias, y estas entran en la ubre a través de heridas y arañazos provocados por el roce con la vegetación o el suelo.
El agente causal primario de la mamitis de verano es Arcanobacterium pyogenes, que destruye y necrosa los tejidos de la ubre. Aunque hay otras bacterias secundarias que se aíslan con menor frecuencia y no siempre aparecen en las infecciones, pero en ocasiones juegan un papel en la enfermedad, fermentando los restos de leche y contribuyendo al olor putrefacto característico, como Peptococcus indolicus. También se han encontrado otras bacterias asociadas a la mamitis de verano que agravan la infección, como Fusobacteriumnecrophorum, Bacteroides
melaninogenicus, Streptococcus uberis, Staphylococcus aureus, Mannheimia haemolytica y Escherichia coli.
Arcanobacterium pyogenes encuentra un ambiente óptimo en las ubres de las vacas que no están produciendo leche, como las vacas de carne que ya han destetado a sus terneros, puesto que la
acumulación de leche en la ubre tiene cierto efecto protector y la bacteria no crece bien en ella.
Síntomas de la mamitis de verano
Normalmente suele afectar a un único cuarterón, aunque en los casos más graves se pueden alterar dos cuarterones y hasta la ubre completa. Los cuarterones delanteros se afectan con más frecuencia que los traseros porque están más expuestos a las moscas. El cuarterón infectado se inflama y aumenta de tamaño, se endurece y la vaca se encuentra muy dolorida, en ocasiones coceándose la zona. La inflamación también puede extenderse a las patas.
Lo más característico de la mamitis de verano es la aparición de una secreción purulenta cremosa, densa, de color amarillento, verdoso o pardo, y maloliente. Suele salir por el pezón y se ordeña con
dificultad, aunque si progresa y forma un absceso grande, la piel puede llegar a romperse y drenar por otros puntos, en ocasiones en los pliegues entre los cuarterones.
Casi todas las vacas que tienen un cuarterón afectado por mamitis de verano acaban perdiendo la capacidad de producir leche por el mismo, y en la siguiente lactación se observa una ubre repleta salvo un cuarterón que está vacío y flácido. Estas son las vacas que coloquialmente se llaman “mancas”, porque han perdido la capacidad de producir leche en uno de sus cuarterones. Esto supone un inconveniente para amamantar a su ternero en el caso de las vacas de carne, y por supuesto en las vacas de leche significa una disminución importante de la producción.
Las vacas con infección por mamitis de verano suelen tener fiebre al comienzo de la enfermedad y, si no se tratan a tiempo, pueden sufrir abortos si están gestantes.
Medidas de control de la mamitis de verano
En las vacas de carne la mamitis de verano es más frecuente en los meses de tiempo más caluroso cuando las moscas son más abundantes, pero también se puede producir en invierno si las vacas pasan tiempo en zonas muy sucias y embarradas y tienen lesiones en los pezones por las que penetran las bacterias. Por este motivo, es fundamental mantener a las vacas en un entorno limpio e higiénico que garantice el buen estado de los pezones. Las vacas infectadas suponen un riesgo para las demás, así que cuando se identifique una que padezca mamitis de verano se debe aislar del resto y tratar con un antibiótico adecuado, además de vaciar de pus el cuarterón afectado varias veces al día, usando guantes y manteniendo unas estrictas medidas de higiene y desinfección.
Es fundamental aplicar medidas de control de moscas, aplicando productos repelentes en los animales y en las instalaciones si las vacas se estabulan, y tratando de que no se acumule el estiércol si están en pastoreo, para evitar que las moscas se reproduzcan en exceso. Se puede considerar aplicar larvicidas y adulticidas en las zonas con abundante estiércol. También hay que evitar en la medida de lo posible que las vacas pasen tiempo cerca de zonas pantanosas, donde las moscas encuentran un hábitat en el que reproducirse.
Prevención de la mamitis de verano mediante vacunación
La mamitis de verano responde mal a los tratamientos curativos, así que es mejor enfocarse en la prevención. La vacunación frente a la mamitis tiene como objetivo reducir el número de infecciones
intramamarias en las vacas de leche y también en las de carne. También está indicada para reducir la gravedad de los casos de mamitis clínica, reducir los recuentos de células somáticas en las
mamitis subclínicas, evitar las pérdidas de producción de leche, y mejorar las tasas de curación y recuperación.
Mastivac es una vacuna diseñada para la inmunización activa de las novillas y vacas de aptitud cárnica y lechera, frente a las mamitis clínicas y subclínicas provocadas por las especies de bacterias
Streptococcus agalactiae, Streptococcusdysgalactiae, Streptococcus uberis, Streptococcus pyogenes, Staphylococcus aureus, Arcanobacterium pyogenes y Escherichia coli. Esta vacuna incluye las
bacterias causantes de mamitis contagiosas, ambientales y de verano. Se puede vacunar a las vacas y novillas: en las novillas se recomienda aplicarla 2 meses antes del primer parto, mientras
que en las vacas se puede administrar en cualquier momento del ciclo productivo.
Si es la primera vez que se vacuna, hay que repetir la segunda dosis a los 15 días y aplicar la revacunación cada 6 meses. Los animales adquieren suficiente inmunidad para hacer frente a las infecciones a partir de los 8-10 días desde la aplicación de la segunda dosis.