Economía

"A veces se nos olvida que la palabra cultura viene de cultivo, de la tierra"

12/09/2019

Por Ángela Fernández, periodista agroalimentaria

El campo y la literatura forman parte del día a día de esta veterinaria en activo, que transmite y reivindica a través de una intensa labor divulgadora la importancia del mundo rural y del trabajo ganadero, con especial atención al papel que las mujeres juegan en este entorno y a su realidad. Su último libro Tierra de mujeres. Una mirada íntima y familiar al mundo rural ha agotado varias ediciones en pocos meses y su cuenta de Twitter tiene más de 20.000 seguidores, una muestra de su capacidad para conectar con lectores de todas las generaciones. Su defensa literaria del mundo rural y su contribución a visibilizar la necesidad de mantener la vida en el campo la han hecho merecedora del premio Orgullo Rural 2019 de la Fundación Estudios Rurales y del Premio Nacional de Juventud 2019 que otorga el Instituto de la Juventud (Injuve) en la categoría de Cultura. De todo ello, de feminismo, de medio rural y de sus próximos proyectos charlamos con ella en las siguientes líneas.


GANADERÍA. Coordinas varios proyectos literarios y colaboras en diversos medios de comunicación, ¿cómo consigues compaginar todos estos trabajos con el de veterinaria de campo?
MARÍA SÁNCHEZ. Renunciando la mayoría de las veces a mi tiempo libre. Escribo por las noches, en algún rato de descanso y la mayor parte del tiempo en mis fines de semana. Pero me gusta escribir así, después del trabajo, de hacer lo que me gusta. Creo que si solo tuviera tiempo para escribir no escribiría, posiblemente, o no escribiría lo que escribo hoy.

GAN. Esta dedicación ha dado fruto en forma de reconocimientos, como el premio Orgullo Rural 2019 de la Fundación de Estudios Rurales y el Premio Nacional de Juventud que otorga el Injuve, ¿qué significan para ti estos premios? ¿En qué momento y por qué sentiste la necesidad de empezar a divulgar sobre la vida en el mundo rural?
M. S. Suponen un honor inmenso, y sobre todo, reconocimiento en lo que creo y defiendo: un medio rural diverso, lleno de vida y de hombres y mujeres que tienen voz y mucho que contarnos. No recuerdo exactamente el momento, siempre he tenido ese pellizquito, esa necesidad de escribir sobre mi día a día y de donde vengo y de lo que me rodea. Sí es verdad que comenzó a ser más fuerte y más insistente cuando empecé a darme cuenta de cómo se narran los medios rurales y sus habitantes desde fuera, desde las ciudades.

GAN. Ganadería extensiva, cultura rural y feminismo son algunos de los temas sobre los que hablas en tus colaboraciones y en tus libros, ¿cómo conjugas estas cuestiones en una misma ecuación?
M. S. Creo que es algo que no se conjuga, simplemente existen y son hermanas que viven y se alimentan entre sí. Reivindico mucho la palabra cultura sin rural, porque es cultura y es de todas, seamos de ciudad o de pueblo. A veces se nos olvida que la palabra cultura viene de cultivo, de la tierra.

GAN. Tras el poemario Cuaderno de campo, recientemente has publicado el libro Tierra de mujeres. Una mirada íntima y familiar al mundo rural, ¿qué has querido transmitir con este ensayo y por qué has elegido este género literario?
M. S. Cuaderno de campo y Tierra de mujeres, aunque vengan de diferentes géneros, beben mucho el uno del otro, son hermanos y se retroalimentan. Con Tierra de mujeres siempre quise crear un espacio donde las mujeres rurales se sintieran reconocidas, pudieran usar el libro de plataforma y altavoz, ese era mi cometido, y creo que a través del ensayo era la mejor forma de llegar a ello.

GAN. En las primeras páginas de Tierra de mujeres dices literalmente “ahora que vivimos afortunada-mente en una sociedad feminista”, ¿realmente crees que se han superado las situaciones de desigualdad o invisibilización que afectan a las mujeres o es una forma de decir que estamos mejor que antes?
M. S. Bueno, no es una afirmación tal cual, quise transmitir sobre todo que vamos camino a ella. Sí es feminista si la comparamos con la de nuestras abuelas y nuestras madres. Es obvio que nos queda muchísimo camino por recorrer, pero las semillas ya están ahí y van germinando y rompiendo. Queda mucho por hacer, pero ahora somos conscientes, y ponemos el foco en estas situaciones y luchamos contra ellas y nos ayudamos entre nosotras.

GAN. La desconexión entre el mundo rural y el urbano es cada día más palpable, ¿cuáles son las claves para reconectar ambos mundos?
M. S. Como digo en el libro, yo no tengo las claves, y no me gusta sentirme como una solución.

GAN. Por último, háblanos sobre los proyectos en los que estás trabajando de cara a los próximos meses.

M. S. Estoy trabando en Almáciga, un semillero de palabras del medio rural: El campo tiene otro ritmo y otras canciones: una manera de hablar única que hermana territorio, personas y animales. Nuestros pueblos se vacían a la vez que dejan de oírse y usarse términos muy ligados al medio rural. Muchas de estas palabras llevan demasiado tiempo a la intemperie, y en muchas de ellas encontramos que la acepción ligada al campo ni siquiera aparece en el Diccionario de la Real Academia Española. Han dejado de resultarnos cercanas, convirtiéndose la mayoría en huérfanas y desconocidas. Si no las cuidamos, muchas morirán con nuestros mayores y nuestros pueblos. Esta almáciga quiere ser un punto de encuentro: un sustrato donde las expresiones de nuestro territorio descansen; una semillera para recuperar sus palabras y sus significados, para darles voz y nombrarlas, para que arraiguen entre nosotros y las tengamos más cerca. Es una especie de diálogo-tejido con nuestro medio rural para que todas estas palabras puedan volver a existir. Se convertirá en libro y saldrá el año que viene con ilustraciones de Cristina Jiménez.
También llevo un tiempo trabajando en un nuevo poemario, pero prefiero no contar nada más por el momento.

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