Alimentación

Utilización de heno como forraje para el cebo de terneros

23/02/2021

El proyecto GO Vacusos, financiado en un 80% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) y en un 20% por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, busca sistemas de optimización de la producción de terneros en las fincas de origen, favoreciendo la salud y bienestar de los animales y maximizando el aprovechamiento de recursos propios y la rentabilidad de la explotación.


El sistema de alimentación más habitual en España para el cebo de terneros es la administración de una ración de paja y pienso. La paja aporta la cantidad y longitud de fibra necesaria para que el rumen mantenga su actividad y la rumia se realice de forma correcta. En este sentido, asegurar un tiempo mínimo de rumia es fundamental para mantener la salud digestiva del ternero, ya que durante esta se incrementa la secreción salivar y la producción de bicarbonato, que actúa como tampón para controlar el pH ruminal. Debido al sistema de alimentación basado en concentrados con un alto contenido en cereales, el pH ruminal es siempre bajo y está al borde de la acidosis. Esto es positivo porque fomenta las fermentaciones acéticas y favorece la producción de grasa. Sin embargo, el riesgo de acidosis subclínica, laminitis, queratinización del rumen y abscesos hepáticos siempre está presente. Cualquier problema de manejo como una alta competencia por el comedero, calidad y/o disponibilidad de la paja puede dar lugar a una acidosis clínica con problemas importantes e incluso la muerte de algún animal.

En el proyecto Vacusos se buscan sistemas para optimizar la producción de terneros en las fincas de origen, favoreciendo en lo posible la salud y bienestar de los animales a la vez que se maximiza el aprovechamiento de recursos propios y la rentabilidad de la explotación. Además, el cultivo de forrajes contribuye al mantenimiento del suelo agrícola, permitiendo conservar una buena estructura del suelo, mejorar la infiltración del agua, evitar la erosión y controlar las plagas de forma natural, favoreciendo una producción sostenible con el medio ambiente.

En este contexto se considera que la recolección del heno excedente durante la primavera en las fincas permitiría cebar los terneros producidos, sustituyendo así el tradicional uso de la paja. Es importante recolectar el forraje en el estado vegetativo óptimo y reducir de forma rápida su contenido de humedad, minimizando las pérdidas para aprovechar al máximo el aporte nutritivo del heno.

Heno vs. paja

Las diferencias entre heno y paja son importantes, tanto desde el punto de vista nutricional como fisiológico. La paja apenas aporta proteína o energía, está fuertemente lignificado y su única función es motora. Sin embargo, el heno tiene un contenido en proteína mayor, la fibra es mucho más fermentable y el aporte de energía para el animal también es mayor. Además, el consumo medio de paja será, más o menos, de un kilo por animal y día, y a veces no llega. El heno, al ser más apetecible, permite consumos mayores, lo que va a suponer un mayor tiempo de ingestión y de rumia, reduciendo previsiblemente el consumo de pienso.

Para comprobar estas premisas, en Vacusos se han realizado dos pruebas de cebo con terneros pasteros en las que se han enfrentado heno y paja y medido los resultados. En estos momentos ya se dispone de los resultados de la primera prueba y las primeras conclusiones.

Durante la prueba se han cebado 100 terneros pasteros cruzados, mitad machos y mitad hembras, con dos raciones diferentes: concentrado + paja vs. concentrado + heno. Las raciones se formularon para que fueran isoenergéticas e isoproteicas y se controlaron los parámetros zootécnicos, consumos, rendimiento de canal y calidad de carne. Se utilizaron distintos cruces de vacas F1 con machos charolés, blonda, limusin y avileño.

Las ganancias medias diarias fueron mayores en los machos con heno que en los que consumieron paja; en las hembras fue al revés. Esta diferencia probablemente se deba a la diferencia de los pesos iniciales que incrementó la gmd en los animales con mayores pesos iniciales. Cuando agrupamos machos y hembras y corregimos esta diferencia la velocidad de crecimiento es la misma en ambos tratamientos.

El consumo de heno por animal y día es prácticamente el doble que el de paja.

Hay que tener en cuenta que el dato de la Tabla 1 corresponde al forraje administrado sin considerar el desperdicio y probablemente el consumo de paja sea inferior al controlado. Esta diferencia en el consumo de forraje se refleja en una reducción de los índices de conversión del pienso, 170 g menor con heno que con paja (un 3%). Los rendimientos de canal también mejoraron ligeramente en el grupo que consumió heno y la media tuvo algo más de un 1% de diferencia.

A modo de conclusión

La utilización de heno como forraje complementario en vez de paja para el cebo de terneros puede ser una buena alternativa en función de su disponibilidad, calidad y coste. No hemos de olvidar que su utilización ha de ir acompañada de una formulación del pienso adecuada para conseguir una alimentación equilibrada de los animales.

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