29/07/2021
A ellos se suman también los costes laborales y gastos veterinarios y la situación se complica, señala la organización, porque “los cunicultores no son capaces de trasladar ese incremento de costes al precio de su producto”. Y es que, al igual que pasa en otros sectores, el primer eslabón de la cadena es el más débil y el que menos capacidad tiene para que su trabajo sea reconocido y remunerado.
UPA pone cifras al incremento de costes, que supera los 55 euros por tonelada para el pienso para madres o de 38 euros/tonelada el pienso para cebo. La electricidad, necesaria para climatizar las granjas, se ha encarecido un 30% respecto a 2020. Todo ello está llevando a un descenso de la producción en 2020 de casi un 3% respecto a 2019 entre las cerca de 2.000 granjas dedicadas al conejo en España.
Asimismo, UPA también ha denunciado que la crisis derivada de la pandemia ha llevado a un incremento del consumo de carne en los hogares, pero un hundimiento en la restauración. El balance es negativo. El consumo de carne de conejo en España no llega ni a un kilogramo per cápita. Los ganaderos animan a consumir más, teniendo en cuenta que es una de las carnes más saludables que existen y que es parte fundamental de muchas recetas de la Dieta Mediterránea.
Como resultado, los cunicultores piden al Ministerio de Agricultura que revise los contratos y garantice el cumplimiento de la Ley de la Cadena. También reclaman campañas de promoción para que el conejo ocupe el lugar que se merece en la dieta de los españoles.