01/07/2020
La estructura del virión de la gripe está formado por las proteínas hemaglutinina (HA) y neuraminidasa (NA) que se encuentran en la superficie de la partícula y los ARN virales que forman el genoma y que se encuentran como bobinas dentro de la partícula y se unen a las proteínas ribonucleares (RNP). Los virus de la gripe pertenecen a la familia de los Orthomyxoviridae, que es una familia de virus de ARN que incluye siete géneros: Alfainfluenzavirus, Betainfluenzavirus, Deltainfluenzavirus, Gammainfluenzavirus, Isavirus, Thogotovirus y Quaranjavirus. Los primeros cuatro géneros contienen virus que causan influenza en vertebrados, incluidas las aves, humanos y otros mamíferos. Los Isavirus infectan al salmón del Atlántico. Los Thogotovirus son arbovirus, que infectan a garrapatas, mosquitos y alguna vez a humanos mientras que los Quaranjavirus también son arbovirus, pero infectan a los artrópodos y a aves.
Los cuatro géneros del virus de la influenza que infectan a los vertebrados, que se identifican por diferencias antigénicas en su nucleoproteína y proteína de matriz, son los siguientes: Alfainfluenzavirus (virus influenza A), que infecta a humanos, cerdos, aves, caballo y murciélago y causa todas las pandemias de gripe; Betainfluenzavirus (virus influenza B), que infecta a humanos y focas; Deltainfluenzavirus (virus influenza D), que infecta a cerdos y ganado; y el virus de la influenza gamma (virus influenza C), que infecta a humanos, cerdos y perros.
Hasta el momento los más importantes han sido los tipos A y B, siendo el primero de ellos el principal causante de las epidemias que se producen cada año por su facilidad para sufrir variaciones en las proteínas H y N. Estas variaciones pueden ser de dos tipos: deriva antigénica (variaciones menores que se producen por la acumulación de mutaciones puntuales en los genes que codifican las proteínas H y N, como ocurre en el tipo A) y cambios antigénicos (aparición entre la población humana de un nuevo virus gripal que presenta una o unas nuevas proteínas H y N totalmente distintas de las que han presentado los virus que han estado circulando los años anteriores).
Cuando aún no nos hemos recuperado de la fiebre porcina africana de 2018, para la cual se sigue buscando una vacuna efectiva, ha saltado una alarma mundial a raíz de un nuevo estudio publicado en la revista científica estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), estudio que está siendo revisado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según el cual un virus de la gripe denominado G4, descendiente de la cepa H1N1 que provocó en 2009 una pandemia y causó la muerte de medio millón de personas en todo el mundo, pero combinado con una cepa H1N1 norteamericana que tiene genes de los virus de la gripe aviar, humana y porcina y una cepa similar encontrada en aves europeas y asiáticas, podría provocar una nueva pandemia.
Cuando aún no nos hemos recuperado de la fiebre porcina africana de 2018, para la cual se sigue buscando una vacuna efectiva, ha saltado una alarma mundial a raíz de un nuevo estudio publicado en la revista científica estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), estudio que está siendo revisado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según el cual un virus de la gripe denominado G4, descendiente de la cepa H1N1 que provocó en 2009 una pandemia y causó la muerte de medio millón de personas en todo el mundo, pero combinado con una cepa H1N1 norteamericana que tiene genes de los virus de la gripe aviar, humana y porcina y una cepa similar encontrada en aves europeas y asiáticas, podría provocar una nueva pandemia.
La gripe porcina, también conocida como influenza porcina, gripe del cerdo o SIV (Swine Influenza Viruses), es una enfermedad infecciosa endémica en poblaciones porcinas, causada por cualquier virus perteneciente a la familia Orthomyxoviridae que hemos descrito anteriormente. Estas cepas virales han sido clasificadas en Influenzavirus C o en alguno de los subtipos del género Influenzavirus A (siendo las cepas más conocidas H1N1, H3N2, H3N3 y H1N2 ).
Aunque se conocen según la comunidad científica 179 virus diferentes de la gripe porcina, preocupa como decíamos anteriormente la variante G4, una nueva cepa que puede infectar a los humanos al unirse a nuestras células y receptores, y puede replicarse rápidamente dentro de nuestras células. Además, porta en su núcleo junto con fragmentos de mamíferos mezclados con humanos, un virus de influenza aviar, al que los humanos no tenemos inmunidad. Aunque G4 contiene también genes H1N1, las personas vacunadas contra la gripe estacional no tendrán inmunidad. La cepa G4 es altamente infecciosa, causa síntomas graves y podría causar una nueva pandemia.
Igualmente cabe destacar que G4 reúne todas las características esenciales para infectar a los humanos, con el riesgo de que los virus pasen de animales a humanos y más aún en zonas superpobladas de China, donde coexisten animales de granjas, mataderos y mercados con alta humedad y poco control sanitario con millones de personas, por lo que cabe extremar una vigilancia y un control estricto de la propagación del virus.
Pese a lo anterior, se han reportado casos de esta gripe en humanos en las provincias de Hebei y Shandong en China, aunque aún no hay evidencia científica de que pueda transmitirse de humano a humano, siendo esta la principal preocupación actual. Los síntomas son similares a los de la gripe humana “normal” y puede incluir fiebre, letargo, falta de apetito, tos, dolor de garganta, náuseas, vómitos y diarrea. Para disminuir el riesgo de que esto suceda, se debe controlar desde el origen la propagación del virus entre los cerdos y su salto a humanos.
Para evitar una nueva pandemia hay que reforzar la prevención, ligada a una mejora de la higiene y seguridad alimentaria a nivel mundial, a la vez que desarrollar una vacuna contra el virus G4, tanto para cerdos como para humanos. No hay que olvidar que las zoonosis existen, que estamos constantemente en riesgo ante una nueva aparición de patógenos, y que los animales de granja, con los que los humanos tenemos un mayor contacto que con los animales salvajes, pueden actuar como fuente importante de virus pandémicos. Llegados a este punto resulta importante recordar que, en un principio, se subestimó al SARS-CoV-2, por lo que esta circunstancia y su aprendizaje nos debe servir para no cometer el mismo error.