28/08/2019
Esta patología provoca pérdidas millonarias al sector porcino no solo en España, sino en el mundo entero. Aunque fue descubierto en los años 90, en los últimos años el sector se ha enfrentado a la aparición de nuevas cepas más virulentas que en ocasiones han acabado con el 100% de la explotación. Luchar contra esta enfermedad en la actualidad resulta muy complejo, ya que cada una de las cepas se comporta de manera diferente, lo que ha hecho que aún no se haya desarrollado ninguna vacuna eficaz contra él.
Por ello, es importante buscar similitudes entre unas cepas y otras. “En nuestro último estudio comparamos dos cepas, una de baja virulencia en la que se ha venido trabajando desde el descubrimiento de la enfermedad, y otra de elevada virulencia que se conoce mucho menos”, explica Irene M. Rodríguez Gómez, una de las investigadoras del grupo de la UCO.
Metodología
El estudio se realizó en el Centro de Investigación en Sanidad Animal situado en la provincia de Barcelona, respetando el comité ético tanto de la Universidad de Córdoba como de la Generalitat de Cataluña para el uso de animales con fines científicos. Se utilizaron tres grupos de cerdos. El primero se infectó con la cepa de baja virulencia y el segundo con la cepa de elevada virulencia. El tercer grupo, utilizado como control, ayudó a establecer cuáles eran los parámetros normales de un animal no infectado.
“Los resultados indicaron que la cepa de elevada virulencia causaba un daño más temprano y más elevado que el de la cepa de baja virulencia”, explica la investigadora. Además del análisis de los síntomas y las lesiones que se observaban en los cerdos infectados, se realizó un estudio exhaustivo de lo que ocurría con las células en las que se alojaba el virus, los macrófagos. “Se observó una reducción de este tipo de células en los pulmones”, indica Irene Rodríguez. “Estas células tienen una gran importancia a la hora de defender el órgano por lo que su disminución hace que el pulmón quede expuesto a infecciones secundarias, principalmente de tipo bacteriano, y dando lugar a otros procesos como la bronconeumonía”.
El estudio también determinó que las cepas de elevada virulencia ejercieron su acción no solo en los pulmones sino también en órganos del sistema linfático como el timo o la médula ósea, lo que no se percibió en la cepa de baja virulencia.
Este trabajo forma parte de un proyecto de mayor envergadura, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, que tiene como objetivo la secuenciación del transcriptoma del macrófago alveolar en el contexto de esta enfermedad, algo que aún no ha sido estudiado y que puede ayudar a entender el comportamiento del virus PRRS en el animal infectado.