Porcino

El porcino español se hace fuerte en China

Por Antonio Martínez, periodista agroalimentario

La visita a finales del pasado año del presidente de la República Popular China, Xi Jinping, a nuestro país puso de manifiesto, como pocas veces ha ocurrido antes, el papel que la industria agroalimentaria española tiene en nuestra economía. Uno de los acuerdos más importantes firmados por ambos gobiernos abre ese gigantesco mercado a nuevos productos del sector del porcino. Un protocolo que puede ayudar a consolidar la posición de la industria española como primer proveedor de porcino de China. Y sobre todo, abre la vía para llegar a ese mercado con productos de mayor valor añadido.


En apenas una década, China se ha convertido en uno de los motores de la demanda exterior del porcino español. Un caso digno de estudio. Carlos Tórtola, consejero económico y comercial de la Oficina Comercial de España en Cantón, en China, resume lo que ha sido esta década prodigiosa: “Desde la firma del Protocolo para la Exportación de Carne y Productos de Porcino a China en 2007, nuestras exportaciones han crecido a una tasa del 40% anual, hasta desbancar a Alemania en 2017 como primer proveedor de carne de porcino a China y ascender a la cuarta posición en exportación de despojos. China es, por tanto, un excelente cliente del producto español y un mercado estratégico que sigue ofreciendo un gran potencial para las empresas españolas”. Y como destaca Miguel Huerta, secretario de la Asociación Nacional de las Industrias de la Carne de España (Anice), las exportaciones han ganado velocidad en los últimos años: “Con el mayor crecimiento en el periodo 2013-2017, acelerando rápidamente, como alternativa, tras el cierre del mercado ruso”.

Y es que China se ha convertido en un mercado providencial para nuestro país, que permitió dar salida al producto cuando más lo necesitábamos, recalca Alberto Herranz, director de la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc): “El punto de inflexión fue a raíz del cierre de Rusia. Allí teníamos puestas nuestras expectativas y de la noche a la mañana nos encontramos que teníamos que salir por temas políticos. Eso nos pudo venir incluso bien porque aprendimos que no podemos poner todos los huevos en la misma cesta. Ahí empezamos a trabajar con los despojos. Alemania fue la primera que entró y abrió la puerta al resto”. Lo cierto es que en 2017 se exportaron a ese país 373.000 toneladas por valor de 574 millones de euros.

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