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Alteraciones reproductivas por parvovirus porcino y mal rojo: diagnóstico

25/01/2023

La alta demanda de carne de cerdo hace que la industria porcina se encuentre en constante crecimiento. Los brotes de enfermedades infecciosas, incluyendo las que afectan al rendimiento reproductivo, pueden ocasionar enormes pérdidas económicas, por lo que es necesario contar con técnicas de diagnóstico rápidas y precisas. 

Mercedes González Fernández de Castro. Science & Health Publications. Veterinaria y comunicadora científica


Las infecciones víricas y bacterianas representan una de las causas de fallo reproductivo en el ganado porcino. El fallo reproductivo ocasiona graves pérdidas económicas en las explotaciones porcinas afectadas, que se deben principalmente a la reducción del tamaño de los lotes que pasan a la fase de cebo. Finalmente, la explotación comercializa menos kilos de carne por cerda inseminada, los intervalos entre partos se alargan, y la rentabilidad global se ve reducida. 

Calcular con precisión las pérdidas económicas debidas a las infecciones reproductivas es complejo, sobre todo porque en la mayoría de las ocasiones el fallo reproductivo es multifactorial, y además se encuentran implicados varios microorganismos cuando la causa es infecciosa. Sin embargo, existen estudios que desarrollan modelos matemáticos predictivos del riesgo. Se ha estimado que el impacto económico del síndrome reproductivo y espiratorio porcino, causado por un virus, puede llegar a ser de hasta 200 dólares por cerda en explotaciones de ciclo cerrado, o 122 dólares por cerda reproductora en explotaciones de cría. 

Consecuencias de la infección por el parvovirus porcino 

El parvovirus porcino es una causa de fallo reproductivo en cerdas gestantes. En la actualidad se atribuye al virus del parvovirus porcino el denominado síndrome SMEDI, cuyas características son la aparición de lechones nacidos muertos (del inglés stillbirth), fetos momificados (del inglés mummified), muertes y reabsorciones embrionarias del inglés embryonic death) e infertilidad (del inglés infertility).

En los cerdos adultos, el parvovirus porcino se transmite por contacto oronasal con secreciones corporales y la infección suele pasar desapercibida sin signos clínicos. También se transmite de cerdas gestantes a sus lechones por vía transplacentaria. Dependiendo del momento de la gestación en el que se encuentren las cerdas al infectarse, se pueden observar retornos al celo e infertilidad porque los embriones mueren en fases tempranas y se reabsorben, o más adelante pueden aparecer fetos momificados. En ocasiones nacen camadas a término, pero son reducidas, los lechones están débiles y pueden morir al poco tiempo de nacer.

Las medidas recomendadas de control del parvovirus porcino son en primer lugar la vacunación de las cerdas de reposición antes de la cubrición, normalmente combinadas con otros agentes infecciosos que provocan alteraciones reproductivas, como Erysipelothrix rhusiopathiae, que causa el mal rojo o erisipela porcina. Por otra parte, se deben mantener medidas estrictas de bioseguridad para evitar la entrada del virus a la explotación cuando se ha conseguido controlar o erradicar.

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