24/08/2022
La propuesta española destaca por su equilibrio entre las respuestas a las necesidades de los diferentes ámbitos económico, ambiental y social”, remarcaba el ministro de Agricultura, Luis Planas, en el consejo consultivo de Agricultura y Pesca del pasado 11 de julio. El Gobierno español confía en que este sea el paso previo a la consecución de una agricultura inteligente y competitiva que permita al sector agrario “generar valor de manera sostenible en el tiempo”.
Para ello, la PAC 2021-2027 contará con un presupuesto para nuestro país de 47.724 millones de euros, una cifra que se mantiene estable para España a pesar de la reducción del presupuesto comunitario por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Satisfacción contenida: podría ser mejor, pero también peor. De ese montante, 13.730 millones corresponden a este periodo transitorio (2021-2022) para ayudas directas, ayudas de desarrollo rural y medidas de mercado; 35.549 millones, para las medidas contenidas en el PEPAC 2023-2027; y los 1.445 millones restantes, para otras medidas fuera del PEPAC 2023-2027, como el Programa de opciones específicas por la lejanía y la insularidad (POSEI) canario, los programas de distribución de productos lácteos, frutas y hortalizas en centros escolares o los programas nacionales de información y promoción relativos a productos agrícolas en el mercado interior y en terceros países.
Medidas del PEPAC
Las ayudas contempladas en la PAC 2023-2027 se pueden dividir en tres grandes bloques: ayudas directas, medidas de desarrollo rural y programas sectoriales. El primero de los bloques hace referencia a las ayudas directas de la PAC y cuenta con un presupuesto, para nuestro país, de 4.828 millones de euros al año. Tal y como describen desde el propio Ministerio, las ayudas directas “son un elemento esencial de apoyo a la renta de los agricultores y las agricultoras” y “funcionan como una red de seguridadpara sus ingresos”, que de media son un 30% menores que los de los profesionales de otros sectores económicos. Gracias a ellas, se puede remunerar a los trabajadores del campo por aspectos que no remuneran los mercados pero que son vitales para la sociedad: el
abastecimiento de alimentos, el respeto medioambiental y climático y el progreso del medio rural. Además, dotan de resiliencia al sector agrario, proporcionando una estabilidad a los ingresos de las explotaciones que contrarresta la inestabilidad de los mercados o de la propia meteorología.
Para recibir estas ayudas directas, son condiciones indispensables...
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