Sanidad animal

En cuarentena por comer marmotas crudas

07/07/2020

Por Mª Cruz Rey de las Moras, profesora doctora de Toxicología Alimentaria; directora del Máster en Calidad e Innovación en el Sector Cárnico y del Máster en Biotecnología, Investigación y Seguridad Alimentaria de la Universidad Europea Miguel de Cervantes; directora del grupo de investigación Profood.

Como es conocido, la peste negra, denominada así porque uno de los síntomas es el ennegrecimiento de la piel en estadios avanzados de la enfermedad, fue la pandemia más devastadora y mortífera en la historia de la humanidad. El origen más aceptado se le atribuye a la bacteria Yersinia pestis, un bacilo Gram negativo anaerobio facultativo que ha sido directamente más responsable de más muertes humanas que cualquier otra enfermedad infecciosa, salvo la malaria.


La peste, que puede ser de tres tipos (septicémica, neumónica o bubónica), es una enfermedad natural de los roedores, que actúan como reservorio de la enfermedad y son infectados a través de un vector, que en este caso es una pulga. La peste ha originado diversas pandemias a lo largo de la historia pero quizás la más importante fue la peste negra que se originó en Asia y se extendió rápidamente por Europa y África en el siglo XIV, y cuyos primeros síntomas son similares a la gripe a los siete días de la infección, periodo tras el cual se produce la inflamación de los ganglios linfáticos (bubones) del cuello, axilas e ingle.

La peste bubónica es endémica de Mongolia y es relativamente habitual que surjan brotes aislados por consumo de carne de marmota, donde se tiene la creencia de que consumir vísceras crudas de marmota, como los riñones, fortalece la salud, lo que ha supuesto que su práctica esté totalmente prohibida dado que el reservorio natural de la bacteria son principalmente los roedores salvajes, como la marmota. Cabe destacar que en África el reservorio natural son otros roedores como la rata común (Rattus rattus y Ratus norvegicus) y en EE. UU. el perro de las praderas (Cynomys gunnisoni). La transmisión de la enfermedad a los humanos ocurre por picaduras de pulgas que han tenido contacto con animales infectados, aunque también se dan casos por la ingesta de animales portadores.

Pues bien, hace unos días en Mongolia, una persona, tras el consumo de marmota cruda, ha desarrollado peste neumónica, la cual en general afecta a los pulmones con dolor torácico, disnea y expectoración, y puede contagiarse de persona a persona por la inhalación de pequeñas gotas infecciosas diseminadas al hablar, toser o estornudar. Tiene un índice de mortalidad del 100% si no es tratada y hasta del 50% con tratamiento antibiótico severo.

A su vez, un familiar de esta persona infectada, quien consumió también marmota cruda, ha desarrollado peste bubónica, también conocida en la región como “peste de la marmota”, y ha motivado que todos los contactos de estas dos personas se encuentren en seguimiento por el Centro Nacional de Enfermedades Zoonóticas de Mongolia (NCZD), donde se ha decidido, a su vez, poner en cuarentena a la ciudad de Tsetseg, así como a algunos distritos de la región, cerrando incluso la frontera entre Rusia y Mongolia, una situación de alerta sanitaria que, en cierta medida, nos recuerda a la pandemia producida por la COVID-19.

Debemos ser conscientes de que el consumo de animales silvestres no controlados resulta altamente peligroso, más aún si cabe si estos se realizan de forma cruda, pudiendo ocasionar la transmisión y desarrollo de enfermedades infecciosas graves. La carne cruda o poco hecha puede contener microorganismos patógenos que elevan el riesgo de intoxicaciones alimentarias, por lo que un correcto cocinado junto con las medidas de higiene básicas reducen considerablemente los riesgos.

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