Alimentación

Los lactoreemplazantes en la recría de terneras: composición y uso

15/03/2021

En algún momento habremos tenido que decidir cómo alimentamos al ternero acabado de nacer. Supongo que todos somos conscientes de la importancia de tener un buen protocolo del manejo del calostro. Después del calostro, se barajan varias opciones: leche de tanque (que no acostumbra a ser rentable en comparación con los lactoreemplazantes), leche de descarte (que se desaconseja por la inconsistencia de la calidad, con un mayor potencial para transmitir patologías e incrementar las resistencias a los antibióticos de forma temporal) y lactoreemplazantes (que aseguran una consistencia de nutrientes, son de fácil manejo y no hay riesgo de transmisión de patologías).

Marta Terré

IRTA-Producción de Rumiantes


Quizás, si tuviéramos que destacar algo negativo de los lactoreemplazantes es que no tienen substancias bioactivas (hormonas, factores de crecimiento, proteína con actividad antimicrobiana, etc.) que, de forma natural, ya se encuentran en la leche, y la gran variedad de ellos que hay en el mercado. Generalmente, los programas de recría plantean como objetivo doblar el peso del nacimiento en dos meses, optimizando así el potencial del animal de crecer más eficientemente durante la fase del predestete. Además, se han observado beneficios a largo plazo en mejora de los rendimientos productivos cuanto mayor es el crecimiento durante este periodo. Si nos decidimos a usar lactoreemplazante para alimentar a las terneras, sería necesario hacernos las siguientes preguntas: ¿qué porcentaje de grasa y proteína debe tener?, ¿qué tipo de ingredientes? o ¿cuál es la importancia de su manejo?.

¿Cómo elegir un lactoreemplazante?

Empecemos por la grasa. Sabemos que la leche de vaca tiene un 12% de sólidos con lo que el porcentaje de grasa y proteína en seco serían sobre el 30 y el 28%, respectivamente, pero la mayoría de los lactoreemplazantes que hay en el mercado no tienen estos niveles.

Generalmente la grasa estará entre el 18-20%, la proteína entre 20-25%, y los niveles de lactosa serán superiores en los lactoreemplazantes que en la leche, y para evitar problemas digestivos no debería sobrepasar el 55% (Wilms et al., 2019). La mayoría de los estudios nos indican que el incremento del porcentaje de grasa de la leche disminuye la ingestión de pienso, como se observa en la Figura 1 que recoge información de distintos artículos científicos y relaciona el porcentaje de grasa del lactoreemplazante con el consumo de pienso al destete, y observamos que niveles superiores al 25% e inferiores al 18% comprometen el consumo de pienso.

Además, no hay que olvidar que al final cómo hagamos la dilución de la leche en polvo y la cantidad de litros ofertados será lo que acabe marcando la ingestión total de cada nutriente.

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