Economía

Proteína animal versus carne cultivada, ¿ficción o realidad?

25/05/2023

Por Marta Fernández, periodista agroalimentaria

De unos años a esta parte las alarmas se han encendido en el sector ganadero y cárnico porque no solo son más los retos a afrontar, sino que, como afirman los expertos, existe una amenaza real sobre la proteína de origen de animal cuyo propósito es, si no desplazarla, sí restarle cuota de mercado.


Para comprender este análisis, retos y amenazas no se pueden disociar, porque, como defiende José Manuel Álvarez, coordinador de la plataforma Carne y Salud, ambos confluyen en el mismo objetivo: debilitar el posicionamiento de los productos de origen cárnico en el mercado.

La realidad es que, en base a las estadísticas ofrecidas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo de carne (de todas las categorías e incluidos los elaborados) continúa por la senda del descenso detectado en los últimos años. Así, de los 2.111,5 millones de kilos consumidos en nuestro país en 2021, hemos pasado a 1.848,9 en 2022 (TAM oct. 2021 – oct. 2022), lo que representa una caída del 12,4%.

Volviendo al punto de partida, hay un nicho de consumidores jóvenes a quienes su sensibilidad por el bienestar animal y el respeto al medio ambiente les empuja a reducir o no consumir productos cárnicos, como refleja el informe “Percepción del consumidor sobre la carne cultivada”, elaborado por AINIA y financiado por la Consellleria d´Innovació, Universitats, Ciéncia i Societat Digital de la Generalitat Valenciana.

De entre los consumidores que más han reducido el consumo de productos cárnicos, el informe señala a los de la Generación Millenial y los reducetarianos.

El algoritmo traza la evolución

La gama de productos alternativos hasta ahora está integrada por preparados de proteína vegetal que tratan de emulan organolépticamente a los productos cárnicos, aunque carecen de las propiedades nutricionales de éstos. Entre otros aspectos porque como indica el doctor Antonio Escribano “la carne es una proteína de alto valor biológico porque contiene los ocho aminoácidos esenciales que necesita nuestro organismo para su correcto desarrollo y que solo podemos ingerir a través de la alimentación. A ello se suma que la biodisponibilidad de la proteína animal es tres veces mayor que la de la proteína vegetal”.

Entre los pasos siguientes se encuentra el desarrollo de carne cultivada o artificial -ahora mismo solo está autorizada en Singapur-. Un producto que según el estudio el AINIA, estarían dispuestos a probar un 63% de los consumidores y un 46% estaría dispuesto a comprarla, especialmente los de la Generación Z.

Estos últimos están familiarizados desde edades muy tempranas con el uso de internet y las redes sociales, “que son los canales de comunicación empleados de forma mayoritaria por las empresas, organismos o instituciones contrarias al consumo de proteína animal”, explica José Manuel Álvarez. “La cada vez mayor penetración de su mensaje en la sociedad”, continúa, “se debe a varios factores; está promovido por una red de organizaciones, fundaciones y asociaciones implementadas a nivel mundial, aunque especialmente en Europa y Estados Unidos, y cuentan con el apoyo de un sólido capital económico y humano, con capacidad de influir en los órganos reguladores y normativos”.

Las principales palancas sobre las que apoyan los mensajes para apelar a la sensibilidad de los consumidores a la que nos referíamos al inicio, y que, indica Miguel Ángel Aparicio, miembro fundador de SEPROBA, “les lleva cada vez más a humanizar a los animales de producción”, son bienestar animal y sostenibilidad ambiental, que forman parte de conjunto de desafíos que ya afronta el sector.

La respuesta del sector

Respecto a las políticas de bienestar animal, además de la obligatoria implementación de las medidas recogidas en la normativa nacional y europea -que está en continua revisión-, de manera voluntaria, y a través de las interprofesionales cárnicas, se han puesto en marcha diferentes sellos que certifican el estricto cumplimiento de los correspondientes protocolos. Y para simplificar el mensaje, argumenta José Manuel Álvarez, “las seis interprofesionales cárnicas hemos unificado en un único sello,B+, la garantía certificada de bienestar animal de cara al consumidor, al comercio y a la distribución”.

Y desde el punto de vista medioambiental, el foco está puesto mayoritariamente en las emisiones, principalmente de gases de efecto invernadero. Según datos del MITECO, en nuestro país, la ganadería es responsable únicamente del 9% de las emisiones mientras que los sectores relacionados con la energía generan el 81%.

El objetivo del sector ganadero es alcanzar la neutralidad climática en 2050, mediante el secuestro del carbono equivalente a los gases de efecto invernadero que generan en sus procesos productivos. En este sentido, cabe destacar que la ganadería es un ejemplo de economía circular, con actividades como el aprovechamiento como coproductos para la alimentación del ganado de subproductos de producciones vegetales destinadas a uso humano, o la gestión eficiente de estiércoles y purines como subproductos con una importante utilidad agronómica como fertilizantes orgánicos de cultivos.

Ejemplos de este compromiso son las acciones sectoriales para reducir un 15% la huella de carbono en el sector vacuno (proyectos LIFE Beef Carbon, LIFE Carbon Farming, Yo Reduzco2), la reducción de un 47% de las emisiones de amoniaco y un 54% las de metano en el sector porcino, el ahorro de hasta un 30% en el uso de agua por cada kilo de carne producido o el fomento de las producciones sostenibles de carne de conejo, cordero y ave, así como la investigación en alimentos para el ganado más eficientes y con menor huella medioambiental

En esta dirección, el sector porcino está trabajando para avanzar en los objetivos de reducción establecidos por la Comisión Europea para 2050 de cara a un impacto climático neutro de su actividad tanto en GEI como en suelos, agua o aire. De hecho, su reducción de emisiones GEI por cada kilo de carne producido ha sido de un 41% en los últimos 15 años.

Por su parte, el sector vacuno ha lanzado la estrategia Vacuno de Carne Carbono Neutral 2050 (Código de buenas prácticas medioambientales), promoviendo actividades de investigación y desarrollo tecnológico para aplicar los resultados a la actividad diaria de sus productores.

La ganadería de ovino y caprino de carne en España provee tanto servicios de soporte de los ecosistemas como la conservación de la biodiversidad y el reciclado de nutrientes, como servicios de regulación (secuestro de carbono, fertilización, dispersión de semillas, contribución a la polinización, prevención de incendios forestales y control del flujo del agua y la erosión del suelo) y servicios culturales (conocimiento ecológico tradicional y patrimonio cultural, turismo, educación y formación).

Editorial Agrícola Conocer la agricultura y la ganadería Libros Agrigultura Ganadería Más que máquinas WEB TV