16/03/2022
Un sector que, a pesar de no sentirse valorado por la sociedad a la que llegan los alimentos que produce, ha seguido trabajando para que no faltara comida en nuestras neveras ni restaurantes.
La cadena de llegada de alimentos a la sociedad nunca la rompieron las manifestaciones, ni los desastres naturales, ni la pandemia, ni ahora la falta de algunas materias primas a causa de la guerra de Ucrania. La cadena se está rompiendo, y el desabastecimiento va a llegar a través del transporte, a causa de los precios imposibles que ha alcanzado el combustible y que han provocado que algunas asociaciones de transportistas corten los eslabones.
El Ministerio puede modificar la normativa para traer maíz de países alternativos a Ucrania para alimentar a nuestro ganado, pero si ese maíz no llega a las fábricas de pienso, no servirá de nada.
Muchos ganaderos trabajan ya sin márgenes y luchan por sacar adelante a su ganado a pérdidas, pero si no hay transporte a mataderos e industrias, su lucha queda en nada.
Se pueden enviar camiones con alimentos de las industrias a los supermercados, pero si no pueden descargar, el consumidor no podrá comprarlos.
Hace falta hablar, necesitamos llegar a consensos, y hace falta tomar soluciones ya, porque el desabastecimiento de alimentos supone un peligro que no nos merecemos, ni como sector agroalimentario ni como sociedad.