18/10/2016
Por: Lorena Aguayo-Ulloa. UNIZAR y Corpoica, Turipaná, Colombia. María Pascual-Alonso, Gustavo María. UNIZAR
El bienestar de los animales de granja (BA) es un tema que la legislación europea aborda cada vez con mayor precisión. En los últimos veinte años se han realizado varios proyectos de investigación con fondos de la Unión Europea que han abordado el estudio de diversas especies animales en distintos sistemas productivos. En base a estos estudios, han surgido directivas que regulan las explotaciones enfocadas principalmente a aquellos animales mantenidos en estabulación como las aves ponedoras (D 1999/74/CE), terneros (2008/119/CE) y cerdos (2008/120/CE).
Varias de estas regulaciones van dirigidas a modificar el ambiente y manejo de los animales, promoviendo que los animales tengan ciertos estímulos y cubran necesidades de manera similar a como lo realizarían en el medio natural. Aunque son especies comerciales relevantes a nivel mundial, los equinos, asnales, pavos, caprinos y ovinos habían sido pasados por alto (hasta ahora) en evaluaciones con base científica del bienestar animal (AWIN, 2015).
En algunos países mediterráneos como España, la intensificación de la producción ovina ha aumentado con la incorporación de sistemas feed-lots en Centros de Clasificación y Cebo (CCs). Estos sistemas, que vienen precedidos por el destete artifi cial de los corderos en la granja, simplifican la labor de los granjeros (dedicados sólo a la fase de reproducción y cría), generan un producto más homogéneo y favorecen la creación de marcas diferenciadas. Sin embargo, la abrupta separación madre-cría, el transporte, la restricción espacial, la mezcla social, la novedad ambiental y poco estímulo asociado, son factores que pueden impactar sobre el comportamiento y la capacidad del animal para enfrentar el nuevo ambiente, afectando de esta forma su bienestar e incluso la calidad de su carne (Miranda-de la Lama et al. 2010; 2012).
A pesar de que es casi inevitable la eliminación de varios de estos factores de estrés, es posible minimizar y controlar algunos a través de una adecuada logística de transporte y del establecimiento de estrategias de manejo y enriquecimiento social/ambiental de los animales que pasan a la etapa de engorde en los CCs (Figura 1).