25/10/2016
Por: Cristina Castillo, Joaquín Hernández. Departamento de Patoloxía Animal. faculta de Veterinaria de Lugo. Universidade de santiago de compostela
Todos sabemos que el final de la preñez y el inicio de la lactación (lo que se conoce como fase de transición) suponen para el organismo una serie de cambios drásticos en lo que respecta a los requerimientos metabólicos: pasamos de nutrir una, dos o más crías y acondicionar a la ubre para la síntesis de calostro/leche, a directamente dirigir todo el metabolismo hacia la producción láctea. Si el organismo está preparado (gracias a un buen manejo nutricional y ambiental) el animal es capaz de superar esta fase crítica. Sin embargo, puede ocurrir que el organismo no tenga los sufi cientes recursos, especialmente en lo que respecta a la energía, entrando en lo que tradicionalmente conocemos como balance energético negativo. Asociada a este período encontramos la mayor parte de las patologías metabólicas en rumiantes. En este artículo abordaremos cuales son las más frecuentes en ovejas y cabras en este período, cuál es su origen y qué parámetros metabólicos nos podrían servir de alerta o señal temprana de que algo puede ir mal.
¿Cuándo comi enza la fase de transición en ganado ovino y caprino?
En ganado vacuno, bajo un régimen de explotación intensivo, está bien establecido: la fase de transición abarca desde las 3 últimas semanas pre-parto hasta las 3 posteriores al mismo (Castillo et al., 2005). Esta filosofía ha sido extrapolada comúnmente a los rebaños de pequeños rumiantes y bajo las mismas condiciones; pero, en este caso, hay que matizar que mientras que una vaca porta un ternero, la oveja/cabra puede presentar partos gemelares o triples (incluso cuadrúples) que condicionan significativamente las demandas orgánicas. Creemos que se hace necesario definir para estas especies, que han demostrado adaptarse sin problemas al modelo intensivo, cuando se establece realmente esta fase. En ganado ovino, Caroprese et al. (2006) la sitúan entre las 3 semanas previas al parto y el mes posterior al mismo. Para ganado caprino, (Cattaneo et al., 2010) la establecen entre las 2 semanas previas al parto y las 3 posteriores al mismo; aunque desde nuestro punto de vista, y dada la intensificación a la que está siendo sometida, sería lógico acercarlo a los tiempos marcados para la oveja.
Enfermedad es asociadas a la fase de transición
1. Desajustes minerales
Nos referiremos, por sus variaciones en las concentraciones séricas, a los valores de calcio, fósforo y magnesio, tradicionalmente estudiados. La determinación de los niveles de calcio total es una herramienta imprescindible para monitorizar el estado de salud de la hembra al final del parto y el inicio de la lactación en prevención de los cuadros de hipocalcemia: fiebre de la leche (si aparece antes del parto) o paresia puerperal. El fósforo se encuentra en el hueso en estrecha relación con los niveles de calcio, además de compartir vías de regulación renal. Los desequilibrios entre calcio y fósforo, o la presencia de compuestos que se fijan a ellos en el intestino impidiendo su absorción, causan graves hipofosfatemias que repercuten en el estado de salud de los animales llegando a causar osteomalacia.