16/10/2017
“Especialistas en novillas” ha editado varios materiales informativos, destinados principalmente a los consumidores, que constituyen una buena herramienta en manos del sector productor con la finalidad de deshacer algunos de los falsos mitos que pesan sobre la leche y sus productos derivados.
Se trata de un folleto informativo y de un video, presentados durante el pasado “Fin de Semana de la Leche” (7-9 de julio en Torrelavega, Santander), en los que Sergio Calsamiglia, catedrático de la Universidad Autonóma de Barcelona, investigador en el Servicio de Nutrición y Bienestar Animal -SNIBA-, y experto colaborador del blog especialistasennovillas.es, rebate cada una de las “falsas creencias” asentadas en el consumidor sobre la leche y sus derivados:
1. “Si el colesterol sanguíneo es alto, debe reducir o dejar de consumir leche y productos lácteos”.
Falso. El consumo de leche tiene un efecto muy pequeño y, sobre todo transitorio, en los niveles de colesterol en sangre, si bien, por el contrario, tiene un claro efecto hipotensor, mediado por el calcio y la presencia de péptidos bioactivos.
2. “Si quiero perder peso debo dejar de consumir leche y sus derivados”.
Falso. El calcio reduce la digestibilidad de las grasas y tiene un reconocido efecto sobre las células del tejido adiposo, aumentando la pérdida de grasa.
Además, ciertos péptidos bioactivos de la leche generan una sensación de saciedad, reduciendo el consumo de alimentos.
3. “El consumo de leche puede provocar diabetes adquirida (tipo 2)”.
Falso. Los estudios epidemiológicos demuestran que el riesgo de padecer diabetes tipo 2 es un 67% menor en los individuos que consumen leche y sus derivados respecto a los que consumen poca o no consumen leche y sus derivados.
4. “El consumo de leche podría incrementar el riesgo de padecer cáncer”.
Falso. De hecho, el efecto protector del calcio y la actividad del ácido linoleico conjugado le confieren cierto poder anticancerígeno.
El riesgo de padecer un cáncer colorrectal es un 26% inferior en los individuos que consumen leche y derivados lácteos respecto a los que consumen poca o no consumen leche y sus derivados.
5. “El consumo de leche provoca exceso de mucosidad y asma”.
Falso. Los estudios “ciegos” (donde el paciente no sabe si consume leche o un placebo) indican que ni el aumento de la mucosidad ni la incidencia de asma están asociados al consumo de leche.
6. “La leche es responsable de gran parte de las alergias alimentarias”.
Falso. La alergia a la proteína de la leche es una realidad que afecta a una pequeña proporción de la población (2-6% de los niños y el 0.1-0.5% de los adultos). Este es un mito basado fundamentalmente en la percepción y el autodiagnóstico.
7. “Existe una pequeña proporción de la población que es intolerante a la lactosa”.
Cierto. La intolerancia a la lactosa (el azúcar de la leche) es el resultado de la falta de un enzima (la lactasa) que la digiere.
Se estima que en España la incidencia de intolerancia al consumo normal de lácteos es del 11 al 15%.
8. “Somos los únicos mamíferos que consumimos leche después de la lactancia materna”.
Cierto. Pero ello no implica que debamos dejar de tomarla.
En la evolución del hombre un cambio genético nos hizo tolerantes a la lactosa en la edad adulta, lo que supuso una ventaja competitiva que nos permitió sobrevivir en nuestro entorno.
Si la tolerancia a la lactosa hubiera tenido efectos negativos, esta modificación genética no hubiera persistido a lo largo de la evolución del hombre.
La evidencia médica indica que los individuos que consumen leche y derivados lácteos tienen una esperanza de vida mayor que los que consumen poco o no consumen.