Porcino

La nutrición en el control de la colibacilosis porcina

11/10/2016

La colibacilosis tiene una gran repercusión en la producción porcina debido a las pérdidas económicas que ocasiona. Tradicionalmente se ha tratado mediante el empleo de antimicrobianos a los cuales eran sensibles las cepas de Escherichia coli implicadas. Actualmente, con el incremento de las resistencias a los mismos y las restricciones, cada vez mayores, al empleo de antibióticos de forma profiláctica o metafiláctica se hace necesario el empleo de alternativas a los mismos. La vacunación y las buenas condiciones ambientales continúan siendo herramientas fundamentales para la prevención y el control de los brotes de colibacilosis pero también se pueden emplear diversos productos incorporados en el alimento de los animales para tratar de reducir los efectos de la colibacilosis.

La colibacilosis es una de las enfermedades de mayor importancia en el ganado porcino. Está causada por determinadas cepas de Escherichia coli y se asocia a cuadros clínicos de diarrea en cerdos de distintas edades, desde neonatos hasta animales destetados. Además, esta misma bacteria es causa de cuadros sistémicos como la enfermedad de los edemas o las septicemias. El ambiente en el que se encuentran los animales constituye la principal fuente de infección y es uno de los principales factores asociados a la infección por este microorganismo (Fairbrother & Gyles 2012). E. coli es una enterobacteria que forma parte de la microbiota normal del intestino en individuos sanos (Puerta- García & Mateos-Rodríguez 2010) pero algunas cepas presentan factores de virulencia que le aportan su carácter patógeno.

Estos factores de virulencia permiten clasifi car las cepas patógenas de E. coli en patotipos, siendo el enterotoxigénico, caracterizado por la presencia de fimbrias y enterotoxinas, el más importante en los cerdos. Otros patotipos identificados con menor incidencia incluyen E. coli enteropatógeno y E. coli verotoxigénico (Frydendahl, 2002). La capacidad para adherirse a la mucosa intestinal asociada a las fimbrias, unida a la producción de toxinas por parte de las cepas de E. coli enterotoxigénico, causa un cuadro diarreico en los lechones que va ligado a una deshidratación severa, acidosis metabólica y un incremento signifi cativo de la mortalidad. Macroscópicamente, las principales lesiones que se observan incluyen la congestión de la mucosa intestinal y la presencia de contenido acuoso y amarillo de pH alcalino.

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