Economía

Alternativas a la carne y mega-desarrollos fotovoltaicos: ¿mismo modelo?

15/06/2022

Por Jesús López Colmenarejo, director ejecutivo de Grupo Editorial Agrícola - Henar Comunicación

Es la nuestra una sociedad tristemente acostumbrada a buscar soluciones fáciles a problemas complejos, alejada de la forma de producción de sus alimentos y cuya referencia animal es, cada vez más, las mascotas, pero de eso hemos hablado ya en otros editoriales de Ganadería. Quizás estas son algunas de las causas por las que, ante problemas de índole global, como el cambio climático mundial, se encuentre en la carne un chivo expiatorio ideal.


“Eliminar el consumo de carne salvará el planeta” “La carne produce cáncer” “Debemos vivir en armonía con el resto de animales de la Tierra”. Estos son algunos de los lemas que diferentes colectivos anticarne promueven en la sociedad, un mantra que cala, independientemente de lo que indiquen los argumentos científicos en materia de medioambiente, salud o bienestar. 

La ciencia es consciente de que eliminar la producción y el consumo de carne de nuestras vidas no obraría milagros ni solucionaría de un plumazo todos los problemas globales, como muchos quieren hacernos creer.  

La COVID-19 nos dio pistas precisamente de lo contrario. En los momentos más duros del confinamiento la producción y el consumo de carne continuaron en los mismos índices, pero indicativos como la tasa de contaminación del aire en las ciudades mejoraron. ¿Qué había cambiado? Entre otras cosas, se redujo el número de vuelos en la UE o el tráfico en las grandes ciudades. Cambió nuestra forma “urbana” de vida, no la rural. 

¿Quiere eso decir que da igual la cantidad de carne que comamos o que la forma de producirla no deba evolucionar? Ni mucho menos, es más, la producción ganadera no ha parado de cambiar para hacerse más y más sostenible. 

Entonces ¿qué hay detrás de esta gran campaña anticarne? En mi opinión son varios los factores que influyen.  

Uno de ellos es la tendencia a la comodidad del ciudadano medio, que se siente tranquilo escuchando que la solución al problema climático simplemente pasa por renunciar a comer carne en lugar de cambiar otros hábitos, ya sean de transporte o consumo. 

Este “lavado de conciencias” está dirigido desde grandes empresas y fondos de inversión, que aspiran a liderar el incipiente nuevo mercado de las alternativas a la carne, como la “carne de laboratorio” o sucedáneos ultraprocesados basados en plantas. Siempre es más fácil controlar algo construido de cero y desarrollado a escala industrial que hacerlo con una producción cárnica que sigue muy atomizada en su base. Y si a esto sumamos recursos económicos potentes y diferentes estrategias para manipular a la opinión pública, se va haciendo camino. 
La situación me recuerda a la que se ha producido con la energía en los últimos años.  

Como sociedad somos conscientes del daño que los combustibles fósiles están provocando en el medio ambiente, pero no nos planteamos reducir el consumo energético, ya que este hecho supondría cambiar drásticamente nuestra forma de vida. ¿Dónde quedarían nuestros equipos electrónicos y agradable forma de vida digital que cada vez necesita más electricidad? 

Por ello se buscó una alternativa “cómoda”, casi mágica, las energías renovables. Este tipo de energía tiene muchas ventajas, pero hoy nos damos cuenta de que tiene limitaciones técnicas (como tantas cosas) y de que los desarrollos fotovoltaicos y eólicos son gigantescos, ocupan espacios que antes eran tierras agrarias y provocan mortalidad de fauna y flora... ¿y ahora qué? 

Si algún día se redujera al mínimo la producción ganadera, como muchos quieren, veríamos el daño ambiental, social y económico que se provocaría al medio rural. Pero eso a los nuevos dueños de nuestra alimentación “trendy” les daría igual, porque ya tendrían el control. 
 

Editorial Agrícola Conocer la agricultura y la ganadería Libros Agrigultura Ganadería Más que máquinas WEB TV