Economía

Gobernar a golpe de 'click'

14/03/2017

Vivimos en una sociedad cada vez más hipercomunicada, algo que a casi nadie hoy en día le supone dudas.

Cada vez es más frecuente que la información sea instantánea e interactiva, y por supuesto esto se refleja en nuestros medios de comunicación: cualquier programa de radio o televisión tiene referencias permanentes a Facebook o Twitter , redes que permiten a los espectadores aportar y sentirse escuchados.

Editorial para Revista Ganadería por Jesús López Colmenarejo

La comunicación es más que nunca de ida y vuelta

Pero esta influencia no queda ya únicamente en los medios de comunicación, sino que también está llegando en las últimas fechas a nuestros gobiernos, entre los que ha calado la necesidad de “escuchar al pueblo” a la hora de tomar decisiones.

Este hecho, que parece inocuo o incluso benéfico para acercar a los gobiernos a sus ciudadanos, guarda un peligro sordo: la influencia que pueden tener determinados grupos de presión a través de las redes sociales, con el apoyo de una población “buenista” e incluso manipulable.

Esta situación es especialmente peligrosa en el sector agroalimentario, la riqueza invisible de nuestro país. Y no decimos invisible porque sí, ya que son varias las encuestas elaboradas por la UE y diferentes asociaciones españolas las que han puesto de relieve lo que todo el mundo sabe, y que es la razón de ser de nuestro proyecto “Conocer la agricultura y la ganadería”: un ciudadano medio no sabe en gran medida cómo se producen sus alimentos ni el trabajo de los profesionales que hay detrás de ellos.

Los animales vistos como mascotas

Un consumidor de ciudad estándar no está en contacto con el ganado y, por lo tanto, no conoce lo importante que es el control de la sanidad animal para la viabilidad de nuestras explotaciones. Este ciudadano medio no vivió el cierre de fronteras a nuestros productos ganaderos durante años, ni sabe las consecuencias que puede traer a nuestras granjas que una zoonosis se declarase en nuestro país.

Pero ese consumidor sí puede ser uno de los más de 70.000 que envíen una petición online a un Consejero para que se indulte una vaca de un “santuario animal” con un análisis positivo en tuberculosis bovina, como ha ocurrido este mes de febrero. Esta petición, que provocó un contraanálisis del animal que no se permite en las granjas “de a pie”, una catalogación de esa vaca como “animal de compañía” y su posterior indulto, sienta un peligroso precedente.

Porque por ejemplo ¿con qué cara se va a pedir a los ganaderos propietarios de las 19 explotaciones cántabras en las que han aparecido vacas afectadas de brucelosis últimamente que sacrifiquen a sus animales? Al final no es que se creen animales de primera o de segunda, es que se crean ciudadanos con influencia o sin ella. El “tanto tienes tanto vales” se convierte en el “tanto influyes tanto vales” y eso hace que el sector agrario, cada vez con menos masa social e históricamente fragmentado, tenga mucho que perder.

España: primer país exportador 

Al cierre de este número acaba de salir el dato de que España se ha convertido en el primer país exportador de animales vivos y carne de vacuno de la UE, algo que se vendría abajo si se provoca una zoonosis y se cierran las fronteras.

Esto supondría una bajada de precios generalizada a todos los productores por el simple hecho de exceso de oferta y reducción de demanda. Gobernar “a golpe de click” puede acarrear consecuencias dañinas, no solo para nuestra democracia, sino también para nuestros negocios…

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