26/03/2020
El objeto de estas recomendaciones es orientar a todos los agricultores y ganaderos que durante la crisis sanitaria por Covid-19 están colaborando en las tareas de desinfección en sus localidades, para que realicen esta labor de manera correcta, sin riesgos y optimizada para mejorar la consecución del objetivo buscado, que no es otro que eliminar el virus.
El protocolo está basado tanto en la formación impartida por la Unidad Militar de Emergencias como en evidencias científicas procedentes del Ministerio de Sanidad, del ISARS Epidemic in Hong Kong, de la Organización Mundial de la Salud y de estudios de doctores chinos expertos en coronavirus, entre otros organismos de referencia.
En este documento, Álvaro Lobato detalla las características del virus y los mecanismos de transmisión. Así, Lobato explica que la vía de transmisión entre humanos del SARS Cov-2 es similar a la descrita para otros coronavirus: a través de las secreciones de personas infectadas, principalmente por contacto directo con gotas respiratorias de más de 5 micras (capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros) y las mano o los fómites (objetos pasivos) contaminados con estas secreciones seguido del contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos.
La permanencia del coronavirus viable en superficies de cobre, cartón, acero inoxidable y plástico ha sido de 4, 24, 28 y 72 horas, respectivamente, en condiciones experimentales a 21-23 ºC y humedad relativa del 65%. En cuanto a su eliminación, los coronavirus humanos se inactivan de forma eficiente en presencia de etanol al 95% o de hipoclorito sódico (lejía) en concentraciones superiores al 0.1%.
Puntos críticos de contagio
El protocolo elaborado por el experto de COAG especifica como principales puntos de contagio en las localidades rurales las manillas de las puertas de los establecimientos públicos (estén o no operativos) y de los domicilios particulares; el mobiliario urbano, como por ejemplo los contenedores de basura, las fuentes o los bancos; y las posibles zonas de pernocta de personas sin hogar.
Por otro lado, Álvaro Lobato aporta recomendaciones respecto a los equipos de protección individual (EPI) y otras precauciones que deben adoptar los operarios a la hora de realizar las diferentes tareas de limpieza. El EPI básico con el que deberían contar estaría formado por pantalla facial o gafas, mascarilla, guantes adecuados al agente desinfectante y ropa y calzado impermeable. Además, hay que tener en cuenta que algunos agentes desinfectantes como la lejía pueden generar daños por corrosión o decoloraciones en las superficies del mobiliario urbano, de los automóviles o de las puertas y ventanas que resulten salpicados en las labores de desinfección.
Procedimiento de actuación
Teniendo en cuenta todas esas consideraciones, Álvaro Lobato detalla el siguiente protocolo de actuación:
• Pese al confinamiento domiciliario, se recomienda la pulverización periódica con medios manuales de los contenedores de basura, las fuentes y los bancos de descanso situados por las calles así como las zonas de pernocta de personas sin hogar si las hubiere. La desinfección se realizará con una disolución de lejía al 0,3%.
• Pese al confinamiento domiciliario, se recomienda la limpieza con bayeta y disolución de lejía al 0,3% de las manillas de las puertas de establecimientos públicos (consultorios médicos, bares, farmacias, comercios, bancos, estancos o lugares de culto, estén operativos o no).
• Las pulverizaciones del pavimento y superficies viales con medios mecánicos o manuales se destinan a aquellas poblaciones donde una alta presencia de casos positivos pudiera generar una carga viral elevada. En caso de llevarse a cabo se realizará con una disolución de lejía al 0,3%. Además, se deberá informar a los vecinos para la retirada de los coches estacionados y evitar posibles daños por corrosión.
• No son recomendables las operaciones de barrido en seco a fin de evitar una posible dispersión del virus que entrañe riesgo para el operario.
• Se recomienda a los vecinos de las localidades que colaboren con una desinfección diaria de timbres, manillas y pomos de las puertas de sus domicilios, con una disolución de lejía al 0,3%. A continuación, y a fin de evitar daños por corrosión, se recomienda secar con papel y desecharlo.
Por último, el protocolo incluye recomendaciones para la preparación de la disolución de lejía al 0,3%, para lo cual se debe definir el volumen de disolución a preparar, conocer la concentración de la lejía adquirida y calcular la cantidad de lejía que se necesita para preparar la disolución; esta cifra se obtiene multiplicando el volumen de disolución a preparar por 0,3% y dividiendo el resultado entre la concentración de la lejía adquirida.