21/12/2022
Sonia Cárceles, Salvador Oliver, Carlos Casanovas, Laura Garza, David Espigares. Servicio Técnico Porcino. Ceva Salud Animal
La coccidiosis porcina está provocada por Cystoisospora suis (C. suis), uno de los principales patógenos causantes de diarrea en lechones durante la fase de lactación, considerándose también responsable de un menor crecimiento tras el destete en los animales afectados. Con el fin de evitar la aparición de este proceso, en los últimos años se ha administrado a los lechones toltrazurilo por vía oral durante los primeros días de vida.
Por otro lado, la anemia ferropénica es una enfermedad que afecta principalmente a los lechones de rápido crecimiento (Egeli et al., 1998) también durante las primeras semanas de vida.
¿Qué debemos recordar de la anemia ferropénica? ¿Y de la coccidiosis porcina?
Acerca de la anemia ferropénica…
La anemia es una afección en la cual el organismo no posee una cantidad suficiente de glóbulos rojos. Como su nombre indica, la anemia ferropénica se debe a unos niveles insuficientes de hierro en sangre. Al ser éste un constituyente fundamental de la hemoglobina, sin suficiente hierro, el cuerpo no puede producir la cantidad necesaria de hemoglobina para una correcta síntesis de glóbulos rojos, lo que dará lugar a una condición deficitaria de los mismos, viéndose resentido el transporte de oxígeno del pulmón a las células del animal.
Durante las primeras etapas de la vida de un lechón, debido a su rápido crecimiento, es necesaria una mayor síntesis de glóbulos rojos y células musculares que requieren un mayor suministro de hierro. Un lechón nace con unas reservas de hierro muy bajas (aprox. 50 mg). Las reservas de hierro apenas cubren las necesidades para los 2-3 primeros días de vida (Venn et al., 1977), si le añadimos que durante las 2-3 primeras semanas de vida el lechón toma como único alimento la leche de la cerda (muy pobre en hierro), que el lechón criado en intensivo no tiene acceso a parques de tierra (fuente natural de hierro) y que presenta un crecimiento muy rápido durante las primeras etapas de vida, todos estos factores contribuyen a que la deficiencia de hierro en los lechones tenga una gran incidencia en las explotaciones porcinas, desencadenándose una anemia ferropénica que se puede evitar tomando las medidas profilácticas oportunas encaminadas al aporte de hierro exógeno durante la primera semana de vida.
Esta enfermedad cursa con una menor tasa de crecimiento, una disminución de las defensas y con trastornos digestivos (diarreas). De todos ellos, el síntoma más evidente es el retraso del crecimiento. A partir de la tercera semana de vida, los lechones reducen su apetito y su deseo de mamar y, como consecuencia de ello, se ve reducido su crecimiento, muestran palidez de las mucosas (especialmente de orejas y hocico), pelo áspero y abundante, orejas y cola colgantes y piel arrugada y blanca (Victor et al., 2012) (Figura 1). Se produce también un aumento de la frecuencia respiratoria, como respuesta del organismo que trata de compensar el déficit de transporte de oxígeno al tener menos eritrocitos.
Los lechones presentan una disminución de la temperatura corporal. Si además esta situación coexiste con una carencia de aminoácidos esenciales o avitaminosis, el retraso en el crecimiento se hace mucho más acusado, pudiendo darse la aparición muertes súbitas.
Hay dos métodos básicos de administración de hierro exógeno: oral mediante polvos, pastas, tabletas o líquidos, y parenteral mediante inyección intramuscular. La mayor parte del hierro administrado por vía oral no se absorbe y simplemente se elimina en las heces. El hierro que se absorbe en el intestino se transporta como transferrina a la médula ósea, los músculos, el hígado y el bazo para la producción de hemoglobina, mioglobina o para el almacenamiento como ferritina y hemosiderina.
Existen dos tipos de hierro inyectable, el hierro dextrano (y sus derivados) y el gleptoferrón. Este último presenta una absorción completa y casi inmediata (se absorbe el 95% en las primeras 24 h. post administración), lo que desencadena unos mayores niveles de hierro en sangre y mayor biodisponibilidad de este y, consecuentemente, los animales presentan unos mayores niveles de Hb al destete lo que se traduce en un mayor crecimiento durante toda la fase de lactación.
En relación con la coccidiosis porcina…
El agente causal es un protozoo intracelular de pequeño tamaño, C. suis, que se localiza en las células epiteliales del intestino. Los animales se infectan durante los primeros días de vida mediante la ingestión de ooquistes esporulados.
Una alta presión de infección en las instalaciones y la consecuente infección por C. suis a una edad temprana acelerará el desarrollo de signos clínicos y la propagación de la infección (Hamadejova y Vitovec, 2005). Es muy importante tener en cuenta la cantidad de ooquistes esporulados presentes en la plaza de parto ya que este factor juega un papel relevante en el desarrollo y severidad de los signos clínicos y en la propagación de la enfermedad. Además, la infección temprana da lugar a tasas de excreción más altas y a una diarrea más severa (Mundt et al., 2003).
Los signos clínicos suelen aparecer a partir de los 7 días de vida en forma de diarrea amarillenta-grisácea (Figura 2), que es inicialmente de consistencia pastosa, no responde a ningún tratamiento antibiótico, y se vuelve más líquida a medida que avanza la infección. La diarrea generalmente se desarrolla antes del pico de excreción de ooquistes. Generalmente, los lechones continúan mamando, pero presentan pelo áspero y sucio de heces, deshidratación y retraso en el crecimiento. La variación en los signos clínicos entre camadas y dentro de las camadas es típica.
La morbilidad suele ser elevada y la mortalidad, sin tratamiento, puede llegar al 20%. Las infecciones concurrentes bacterianas, víricas o parasitarias pueden agravar el cuadro clínico y aumentar la tasa de mortalidad.
El diagnóstico presuntivo se realiza mediante la observación de diarrea en lechones lactantes de 7 a 14 días de edad que no responden al tratamiento con antibióticos, aunque debe confirmarse mediante un análisis laboratorial basado en la detección de ooquistes en heces o parásitos en el tejido intestinal
La profilaxis frente a la coccidiosis durante muchos años se ha basado en la administración vía oral de toltrazurilo a los lechones en su 3º- 4º día de vida. Sin embargo, la aplicación inyectable permite, entre otras cosas, tener la posibilidad de tratar de forma más temprana (a partir de las 24h de vida) y evitar el riesgo de subdosificar a los animales.
¿Qué mejoras productivas proporciona el uso de un producto combinado inyectable (Forceris™) frente a la anemia ferropénica y a la coccidiosis porcina?
Recientemente, se ha desarrollado una combinación de toltrazurilo y hierro para administración inyectable por vía intramuscular (Forceris™), que ha demostrado mejorar el control de C. suis y, como consecuencia, aumentar el peso al destete de los lechones, permitiendo además reducir el manejo de estos, causando con ello menos estrés durante la aplicación y por tanto un mayor bienestar a los lechones durante sus primeros días de vida.
Muchas son las publicaciones que hacen referencia a las mermas productivas originadas por la anemia ferropénica y la coccidiosis porcina. En este punto se describen los resultados de los últimos estudios publicados en el Congreso de la ESPHM en 2022 en Budapest, en los que se comparan diferentes parámetros entre grupos control no tratados frente a la coccidiosis porcina pero sí frente a la anemia (hierro dextrano), tratados frente a la coccidiosis y la anemia ferropénica con un producto combinado aplicado vía intramuscular (IM) (Forceris™, toltrazurilo+gleptoferrón) y tratados frente a la coccidiosis porcina y la anemia ferropénica con dos productos aplicados por dos vías diferentes de administración (toltrazurilo vía oral y hierro dextrano vía IM). Los parámetros analizados en los estudios presentados son:
- Reducción de ooquistes de coccidios
Aundrup et al., en su estudio experimental, observó una reducción de la excreción de ooquistes de coccidios en el grupo de lechones tratados con el producto combinado inyectable respecto al grupo control al que no se había aplicado toltrazurilo. Calveyra et al. y Michalik et al. también observaron una menor excreción de ooquistes.
- Menor incidencia de diarrea
Casanovas et al., así como Aundrup et al., en sus respectivos trabajos encontraron que la incidencia de diarrea era menor en el grupo tratado con toltrazurilo inyectable, siendo la consistencia fecal mayor en el citado grupo.
- Peso al destete y Ganancia Media Diaria (GMD)
El peso al destete en los lechones tratados con toltrazurilo inyectable mejoró significativamente en diversos trabajos, bien cuando se utilizaba un grupo control (Aundrup et al., Calveyra et al.) o cuando se comparaba con lechones tratados con toltrazurilo oral (Casanovas et al., Maiquez et al., Michalik et al., Molina et al., Nunes et al., Udvarhelyi et al.). En función del intervalo entre las pesadas inicial realizadas durante el procesado del lechón y la final en torno al momento del destete, las diferencias de peso fueron de hasta 454 g (Nunes et al.), a favor de los grupos tratados con toltrazurilo inyectable, sin embargo, Calveyra et al. observó una diferencia mayor, de 590 g, cuando los lechones no eran tratados. Chama et al. además de observar una mejora del peso al destete de 57 g en el grupo de lechones tratados con el toltrazurilo inyectable frente a los tratados con el oral, comprobaron que esa diferencia de pesos entre grupos iba aumentando en el periodo postdestete, 786 g y 3.546 kg a los 61 y 170 días de vida respectivamente.
En lo que se refiere a la GMD, las diferencias fueron de entre 12 y 20 g/d a favor de los lechones tratados con toltrazurilo inyectable frente al aplicado oralmente.
- Reducción del porcentaje de lechones anémicos al destete.
El tratamiento con el producto combinado inyectable, cuya molécula frente a la anemia ferropénica es el gleptoferrón, demostró tener mejor actividad antianémica que los animales tratados con hierro dextrano (Calveyra et al., Chama et al., Karembé et al., Van Der Wolf et al.). Además, Ponzoni et al. obtuvieron una reducción de la mortalidad y de los tratamientos antibióticos y, por su parte, Brilland et al. evidenció en su estudio en granjas de Francia que en el 80% de las que usaban hierro oral no tenía la anemia bajo control, con heterogeneidad en los niveles de hemoglobina al destete debido a la diferente ingesta por parte de los lechones.
- Mejora del manejo y el estrés de los lechones
El estudio de Rodríguez et al. mostró que la administración de una sola inyección disminuye el tiempo de administración y manejo de lechones. En cuanto al comportamiento general de los animales, pasaron más tiempo amamantándose después del tratamiento que aquellos a los que se les administraba el tratamiento oralmente. Además, observaron cómo tratamiento el parenteral tenía tendía a niveles más bajos de cortisol plasmático, que es un marcador de estrés de uso frecuente. Otro trabajo que evidencia la reducción del tiempo de mano de obra asociado a la aplicación del tratamiento inyectable frente al oral es el realizado por Maiquez et al.
Conclusiones
Actualmente existen diferentes productos para prevenir y controlar el impacto de la anemia ferropénica y la coccidiosis en los lechones. Cada vez se presentan más estudios que evidencian que la administración de un producto combinado inyectable a base de toltrazurilo y gleptoferrón (Foreceris™) para prevenir estas enfermedades, reduce la incidencia de diarrea y el porcentaje de lechones anémicos, incrementando así el peso al destete y la ganancia media diaria, proporcionando además un ahorro de mano de obra, una reducción en el tiempo de procesado del lechón, generando menos estrés al animal y mejorando el bienestar del animal y de los empleados de la granja.