26/02/2020
El sector primario compite en un mercado cada vez más global. Muchos ganaderos de vacuno y ovino son conscientes de que los precios que reciben por su ganado dependen “del barco” que sale hacia Libia y otros países de Oriente Medio. Evidentemente el barco no es solo uno, sino muchos, y los ejemplares de vacuno y ovino que salen de los puertos españoles rondan los 600.000 al año, lo que aligera mucho la presión de oferta del mercado nacional.
El sector porcino es muy diferente, con una estructura empresarial más potente, pero también altamente sensible a los mercados exteriores. Sin ir más lejos, en los últimos meses se han visto precios récord en la carne de porcino fruto del brote de peste africana declarado en China en el año 2018. El país asiático se ha visto obligado a sacrificar millones de cerdos y cerrar miles de granjas, con lo que la estructura productiva del sector porcino chino se ha quedado bajo mínimos al menos hasta 2024. Esto ha disparado la demanda de carne de este país en el mercado internacional y España se ha visto muy beneficiada por esta decisión, alcanzándose precios de 1,5 euros/kg cuando hace un año estábamos cerca de 1 euro/kg. En ambos casos, ¿cuál es nuestro principal activo para movernos tan potentemente en los mercados mundiales? Ser competitivos en precio pero, sobre todo, ofrecer carnes seguras y de alta calidad muy valoradas en destino.
Por eso la llegada en estos días de la peste porcina africana al norte de Grecia, aunque nos toque de lejos, es un simple recordatorio de lo frágiles que somos y lo vigilantes que debemos estar en materia de protección sanitaria de nuestras granjas. Pero, ¿y la sanidad humana internacional? ¿Influye también en la economía de nuestras granjas? Quizás más de lo que creemos si nos atenemos a la actualidad. Todos somos conscientes por los medios de comunicación generalistas de la gravedad del brote del coronavirus en China que se ha extendido por otros países, aunque al cierre de este número de Ganadería aún discretamente.
El temor al coronavirus ha llegado a cancelar el Mobile World Congress en Barcelona, lo que ha supuesto un coste millonario a los organizadores y empresas de la ciudad. ¿Y si se cancelan ferias de negocios en China a las que van nuestros exportadores a buscar estos mercados? ¿Y si se cierran fronteras? Si para los gobiernos es complicado controlar estas variables, para los ganaderos es imposible.
Lo que parece fuera de toda duda es que España es, hoy por hoy, una potencia exportadora ganadera. Como todo en la vida, esta realidad tiene sus pros y contras, pero lo que no tiene sentido es pensar en clave nacional únicamente como muchos aún siguen proponiendo.