Economía

Bioseguridad: barrera de protección a tiempo completo

24/04/2023

Por Marta Fernández, periodista agroalimentaria

Las epizootias son un serio problema, especialmente cuando no se dispone de herramientas para combatirlas. Pero el miedo es mayor cuando hacen amago de trasmutar a zoonosis, de ahí la importancia de la prevención porque, dadas las circunstancias, se revela como el cortafuegos más eficaz. De ahí la relevancia de no bajar la guardia y de la bioseguridad como salvaguardia de la sanidad animal, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los sistemas de producción.


Por bioseguridad entendemos el conjunto de medidas y prácticas destinadas a prevenir la entrada y propagación de enfermedades en las poblaciones de animales de granja, acuicultura y vida silvestre. En el ámbito de la producción animal, la bioseguridad implica una serie de medidas preventivas, como la selección de animales sanos, la implementación de medidas de higiene y saneamiento en las explotaciones, así como programas de vacunación -siempre que sea posible-, controles de acceso de personas y vehículos, la adecuada gestión de residuos y la eliminación segura de animales enfermos o muertos.

Junto a ellas, también son fundamentales la cuarentena de animales enfermos o sospechosos de estar enfermos y el control de vectores, como moscas, mosquitos y roedores. Y es que la adecuada implementación de estas medidas, además de contribuir a prevenir la propagación de enfermedades, también ayuda a reducir el uso de medicamentos -incluidos los antimicrobianos- y a mejorar la calidad de vida de los animales, porque, no perdamos de vista, son asignaturas troncales de la estrategia “De la granja a la mesa” y del Pacto Verde Europeo.

Aquí es preciso hacer un inciso para subrayar el importante esfuerzo que está realizado el sector ganadero en nuestro país, ya que desde el año 2014, que fue cuando se implantó el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), la reducción ha sido de más del 60%.

En cuanto a la contextualización del estado sanitario de la cabaña ganadera de nuestro país, la hace Valentín Almansa, director general de Sanidad de la Producción Agraria, que la califica como “buena”. “Lo cual, lógicamente, no significa que no existan problemas, algunos ya clásicos, como la tuberculosis en algunas zonas del país o la lengua azul. Y otros más coyunturales como es el caso de la viruela ovina”, añade. A la vez, pone en valor la positiva evolución ante enfermedades como la tuberculosis -frente a la que recientemente se han declarado libres nuevas zonas-, o la erradicación de la brucelosis ovina y vacuna de todo el territorio español. “La cuestión es que nunca podremos estar libres de todas las enfermedades, y por tanto siempre tendremos algún problema y cuestiones importantes en las que trabajar”.

Para conseguir un control estricto de la situación, Pablo Hervás, director técnico de Veterindustria, apostilla que a día de hoy contamos con un marco normativo que establece el listado de enfermedades animales que deben estar sometidas a medidas de prevención, control y erradicación. “Se trata del Reglamento 2016/429 relativo a las enfermedades transmisibles de los animales, que es aplicable desde el año 2001”

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