11/02/2021
Por ello, desde Anice se insiste en que “España no debería implantar ningún sistema de etiquetado frontal hasta que la Comisión Europea apruebe uno armonizado a escala comunitaria que subsane las deficiencias del modelo francés”.
Sin embargo, en el caso de que la implantación de Nutriscore siga su curso, Anice ha solicitado que sean excluidas del sistema las figuras de calidad, tanto las denominaciones de origen protegidas (DOP), como las indicaciones geográficas protegidas (IGP) y las especialidades tradicionales garantizadas (ETG), señalando que los argumentos de esta solicitud de exclusión son idénticos para las tres.
Poniendo el ejemplo del aceite de oliva encima de la mesa, para las industrias cárnicas el modelo debería excluir “productos tradicionales de la dieta y cultura españolas, como lo son el jamón serrano e ibérico”, que en muchos casos son amparados por estas figuras de calidad diferenciada pero que Nutriscore penalizaría por su contenido en grasa, sal u otros componentes.
“En este sentido”, añade el comunicado de Anice, “también hay que tener en cuenta que estos productos deben cumplir con las características recogidas en sus respectivos pliegos de condiciones, lo que hace imposible reformular estos productos, patrimonio gastronómico cultural de España”.
Además, la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España considera que, de aplicarse en España, también se deberían introducir “importantes modificaciones” para corregir el tratamiento a los elaborados cárnicos, ya que el etiquetado Nutriscore “no valora positivamente el contenido de proteínas de estos productos, a diferencia de lo que ocurre con los quesos, por ejemplo, lo cual es una clara discriminación”. Anice recuerda que los elaborados cárnicos son “productos con un perfil nutricional importante para la población española debido a su aporte de proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales, fundamentales para un correcto desarrollo del organismo y estado de salud y bienestar”.