Alimentación

Uso de lactorreemplazantes en terneros mamones

22/03/2023

El presente artículo busca realizar una revisión del uso de los sustitutivos lácteos en terneros de raza frisona destinados al cebo. Destacando la importancia de este sector a nivel nacional y también llevando a cabo un repaso de las diferentes alternativas productivas que ofrecen estos terneros a nivel mundial. Todo ello enfocado desde las principales características que ofrece el alimento más usado en estas primeras etapas de su vida, el lactorreemplazante.

Por Ángel Revilla, Aitor Fernández-Novo y Susana Astiz.


 El futuro de los terneros macho nacidos en una granja de vacas de leche es, fundamentalmente, para cebo. La mayoría de estos animales salen de ellas en cuanto la ley lo permite, ya que no tienen interés productivo en ese tipo de rebaños (Creutzinger et al., 2021). Actualmente, en Estados Unidos y en países centroeuropeos se venden en los primeros días de vida y se crían durante 16-18 semanas como “ternera blanca” (alimentados con leche hasta su salida a matadero, alrededor de los 8 meses de vida) o más tiempo, siguiendo un programa similar al del vacuno de carne de terneros pasteros, cebándose una vez destetados (Bolton et al., 2021).

El destino de estos terneros, en España, son cebaderos denominados, en el argot ganadero, cebaderos “de terneros mamones”, donde reciben estos terneros lactantes, los alimentan y los venden una vez destetados, o bien finalizan el ciclo de cebo hasta matadero. A pesar de considerarse un “subproducto” en las granjas de origen de producción láctea, estos animales tienen una importancia económica destacable (Berry, 2020), suponiendo un porcentaje considerable de los animales nacidos. No obstante, este porcentaje puede reducirse según las estrategias de uso de semen sexado (Ettema et al., 2016). En cualquier caso, disponemos cada año de un gran número de terneros nacidos de vacas de leche y bastantes granjas centradas en la producción de estos terneros mamones. Teniendo en cuenta datos del ministerio, en 2017 el 28,5% de los animales que se cebaron en España fueron de raza frisona (lecheros), siendo la segunda raza de ganado bovino más cebada en nuestro país (MAPA 2019).

Prestando atención a su alimentación, el factor más relevante es la leche o su sustitutivo, ya que todos estos animales se alimentan con lactorreemplazantes hasta su destete, sin olvidar el pienso, el forraje y el agua que recibirán, según recomendaciones, en diferentes momentos en función de su etapa productiva. Dado que los lactorreemplazantes son el componente principal de la dieta en las primeras etapas de los mamones, ¿cuáles son las características principales de estos lactorreemplazantes? 

Composición de los sustitutivos lácteos 

La composición en porcentaje de sólidos que presentan los reemplazantes lácteos es variable. No obstante, los valores óptimos para este tipo de animales deben estar alrededor del 20% de proteína y de grasa bruta (Garzón, 2008). Dado que los ingredientes de origen lácteo cada vez suponen un coste mayor para su uso en nutrición animal, debido a la demanda global de estos productos de alta calidad, existen ingredientes alternativos que se incorporan en los lactorreemplazantes (Thornsberry et al., 2016), como la proteína de soja y proteínas de origen animal, como las del plasma bovino deshidratado. Sin embargo, la composición ideal incluiría únicamente componentes de origen lácteo, con caseína o no, pero sin adición de productos vegetales (Heinrichs y Radostits, 2001). La importancia de la diferenciación del origen de la proteína láctea, bien caseína, bien lactoalbúmina y lactoglobulina de suero de leche, radica en la formación del coágulo en el abomaso del ternero, que sólo permite la caseína. Éste se consideraba imprescindible para la digestión de la leche, pero ya sabemos que no es tan crítico, siendo adecuadas las leches, denominadas “leches cero” (Cruywagen et al., 1990; Roy, 1990; Heinrichs y Radostits, 2001), aquellas que se basan en suero seco o productos derivados del suero y que no incluyen caseína. En cuanto al nivel de grasa, ésta debe situarse en torno al 20%; teniendo en cuenta que en terneros mamones emplearemos lactorreemplazantes con valores más elevados que en los utilizados para recría de novillas. Aunque son válidas grasas de origen vegetal, deben acercarse lo más posible al perfil de la grasa de la leche de vaca. Como alternativas grasas se utiliza, por ejemplo, el aceite de coco, con algunos estudios que demuestran mejores tasas de crecimiento en terneros prerrumiantes respecto a utilizar grasas de origen animal (Piot et al., 2000).

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