11/11/2016
Por César Marcos ~ Periodista agroalimentario
Las aflatoxinas no afectan a la producción de cereales. Son solo vehículos transportadores del metabolito de dos tipos de hongos que generan las micotoxinas más virulentas en los componentes de la ración alimenticia animal que luego pueden afectar a la salud y la productividad del ganado, y vía alimentos como la
leche, a la salud humana. El maíz es el cereal con más riesgo. La aflatoxina más tóxica está regulada en la UE. Los ganaderos y la industria de piensos recurren a programas de prevención, detección y eliminación de estas sustancias desde la fábrica, a pie de granja y en el propio organismo del animal.
Juan Pedro Salgado recurre a los números para ilustrar la amenaza de las micotoxinas. “Más del 25% de los cereales del mundo están contaminados por ellas, según la FAO, con un porcentaje muy alto, seguramente, por afl atoxinas. El que tiene más riesgo es el maíz”. Quien se expresa así es un técnico cuyo trabajo es velar para prevenir su aparición en materias primas con destino a alimentar el ganado, detectarlas rápidamente y en este caso, desactivarlas. Es el jefe de Producto de Aditivos y coordinador de Aditivos de Trouw Nutrition.
Como otras compañías de nutrición y sanidad animal tiene el punto de mira puesto en combatir las micotoxinas, como la afl atoxina y sus tipos, uno de ellos está regulado por ley en la Unión Europea (UE): Veremos luego por qué, pero ¿qué son las micotoxinas?. Los culpables: los hongos “Las micotoxinas son metabolitos secundarios producidos por algunas especies de hongos. Se producen en situaciones concretas o condiciones físicas, químicas, biológicas o de temperatura”, afirma Andrés Doblas, director técnico de Ambiotec Balance. Entre ellas se diferencian dos grandes grupos, según cuenta, “las que se producen habitualmente en alimentos almacenados y por los hongos Aspergillus, como es el caso de las afl atoxinas y las ocratoxinas, y las que se producen por hongos que proliferan en los cultivos vegetales, ya sea en el mismo campo, como son las producidas por los hongos Fusarium, como es el caso de las micotoxinas vomitoxina, zearalenona, fumonisina y T-2”. Álvaro Bermejo trabaja como director comercial en Nutriad, otra compañía dedicada al sector de la nutrición y sanidad animal. “Las afl atoxinas podemos encontrarlas más frecuentemente en productos agrícolas tales como el maíz, cacahuete, algodón, arroz y leguminosas”.
Al crecer los hongos Aspergillus flavus y Aspergillus parsiticus en determinadas condiciones, -que son múltiples y a tenor de lo que nos dice Juan Pedro Salgado, darían para otro reportaje- “van produciendo sustancias tóxicas que son estas micotoxinas en el grano”, explica el jefe de Producto de Aditivos y coordinador de Aditivos de Trouw Nutrition. Él cuenta el número de tipos aflatoxinas detectadas: 18. La más tóxica es la M1 (AFM1), derivado metabólico de la B1 (AFB1). Juan Pedro Salgado entra en detalle: “El animal ingiere la micotoxina presente en el pienso o en el cereal y la metaboliza o transforma en aflatoxina M1, que se excreta vía leche u orina”. Y de la leche pasa al hombre.