19/09/2022
Desafortunadamente, la huelga encubierta de estibadores, que empezó en mayo, se ha materializado en una rebaja del ritmo de descarga, que ha disminuido dramáticamente hasta el 20% de la cifra normal.
Este hecho ha afectado negativamente al suministro de maíz, harina de soja y otros ingredientes destinados a la alimentación humana y animal, y las consecuencias más directas están siendo varias. Así, el sistema -granjas, fabricantes de piensos, harineros e importadores- ha tenido un sobrecoste de 7 millones de euros. Además, más de 500.000 toneladas de mercancía que iban a ser descargadas en el puerto de Tarragona se han desviado a otros puertos, con el incremento de costes y dificultades logísticas que supone suministrar mercancía desde otros puntos.
Existe un peligro claro de desabastecimiento a Cataluña y Aragón, que en estos momentos del año tienen unas necesidades de maíz de más de 250.000 toneladas/mes. Las existencias de materias primas, en especial las de harina de soja, están en mínimos, máxime cuando la producción de harina de soja en Cataluña está a su vez en mínimos debido a los altos costes de la energía y a paradas técnicas de las molturadoras.
Esta circunstancia afectará sobre la inflación, ya que la subida de materias primas aumenta el coste de producir carne. A su vez, una cosecha nacional muy corta, un mal estado de los pastos y la sequía persistente, han agravado el problema de seguridad alimentaria de las granjas. Y no hay alternativa de abastecimiento al puerto de Tarragona ni a la harina de soja, ni al maíz.
Por este motivo, los asociados a AECEC (Asociación Española de Comercio Exterior de Cereales y Productos Análogos) están extremadamente preocupados por la posibilidad de rotura de stocks en harina de soja y maíz, y por el consecuente incremento de costes y problemas de bienestar animal que puedan surgir. Por ello esta asociación solicita una rápida solución del conflicto laboral y garantizar el subministro de la cadena alimentaria.